“Mi apellido me puede condenar, pero ya cambié de vida. No quiero tener más problemas”, dijo un envalentonado Jonathan Ismael “Isma Toro” Tévez cuando intentaba demostrar su inocencia. El joven sería pieza clave en la estructura del clan Toro, sospechado de dirigir una red de narcomenudeo. Pero el juez Alejandro Tomas no le creyó y terminó dictándole la prisión preventiva por 45 días, al igual que a Arturo Fernández. Ambos fueron acusados de robo de auto agravado por el uso de armas de fuego y daños contra un taxi.
La implementación del nuevo Código Procesal Penal terminó dejando en evidencia el poder del grupo que domina Villa 9 de Julio. Más que un caso de inseguridad, fue otro hecho de violencia en el que quedó involucrado uno de los miembros del clan.
También se conoció que “Isma Toro” es propietario, junto a sus hermanos, de una carnicería en avenida Coronel Suárez al 1.200, pero no se sabe de memoria su número de documento. El comercio, según se confirmó en el debate, “por la inseguridad que existe en la provincia” cuenta con un guardia de seguridad privado, aunque no se dijo si se trataba de un policía que realiza adicionales o pertenece a una agencia privada.
El joven, que es hijo de Margarita “La Jefa” Toro (supuesta líder de la organización) y de Hugo Daniel “El Rengo Ordóñez” Tévez (que murió años atrás y que está señalado como la persona que introdujo el “paco” en la provincia), insistió una y otra vez que ya no es el mismo, que sólo vive para su hija de cinco años y para su novia, que vive en su departamento de Monteagudo al 500, en Barrio Norte.
Para la Policía, Fernández es un “soldadito” de los Toro, es decir, un joven que trabaja a las órdenes de la familia. El joven de 19 años negó esa versión y contó otra historia con la que quedó al descubierto el “perfil solidario” del clan. Dijo que Ana Verónica Toro (que fue condenada por una causa de drogas y es hermana de “La Jefa” y madre biológica de “Isma”) lo sacó de la calle, le dio casa y comida. También lo obligó a terminar la secundaria y lo apoya para que estudie la carrera de enfermería. Como retribución, trabaja ad honorem en el merendero que la mujer tiene a cuatro o cinco cuadras de la casa. Allí, según comentaron los allegados, decenas de personas de Villa 9 de Julio reciben el único plato de comida del día.
El hecho
La primera audiencia por el caso se desarrolló ayer. Tuvo algunos puntos de alto nivel emotivo. El fiscal Pedro Gallo, por pedido de las víctimas, solicitó que sus rostros no aparecieran en el sistema como medidas de protección. También solicitó lo mismo con los imputados, ya que debía hacerse una rueda de reconocimiento (especialmente en el caso de Fernández). El juez Tomás aceptó el planteo.
Gallo, a la hora de formalizar la acusación, relató que el 17 de setiembre, J.V transitaba en el taxi que es de propiedad de A.R (sus verdaderas identidades se mantienen en secreto) por Villa 9 de Julio. Al llegar a la esquina de Estanislao del Campo y Martín Berho, fue interceptado por una moto en la que se desplazaban “Isma Toro” y Fernández. Luego de amenazarlo con un arma de fuego le quitaron el Ford K. El vehículo fue ubicado en Martín Berho al 600 -pleno dominio territorial de los Toro- con serios daños y sin los elementos de valor que tenían en su interior.
La dueña del auto aportó un dato sobre el porqué del ataque. “Mi hijo tuvo un problema con ‘Melón’ hace bastante tiempo. Y desde entonces los miembros de esa familia no hicieron otra cosa más que amenazarnos. Me tuve que ir del barrio por ellos. Y ahora sucedió esto. Tenemos miedo”, señaló.
La defensa
Los dos acusados, que dijeron no recordar sus números de documento, negaron los cargos formulados en su contra. “Estuve con mi novia Johana Salto en mi departamento de Monteagudo al 500”, dijo “Isma”. “Ese día estaba haciendo actividad física en el parque 9 de Julio, en la zona de los hoteles”, indicó Fernández, que negó ser el “Melón” que aparece mencionado en la causa.
“No tengo nada que ver con este caso. Esa familia tuvo problemas con mi hermano (Maximiliano) ‘Maxi’ Toro (en su casa secuestraron la moto que habría sido utilizada en el hecho), pero eso quedó en el tiempo. Lo que sucedió es que ese tal ‘Melón’ le tiró una piedra al auto y el chofer, a quien no conozco, lo persiguió y terminó chocando con un macetón en la esquina. No hubo robo ni nada extraño”, dijo el joven, que pidió que no le apagaran la cámara para que todas las partes le vieran la cara, al parecer para mostrar su inocencia.
Walter Perdiguero y Mariano Arcas, defensores de los dos imputados, no dejaron nada sin plantear. Cuestionaron la investigación, el operativo policial, las pruebas que el fiscal tenía en contra de los dos imputados y los cargos que les endilgaron. “La moto que se secuestró no es la que se menciona en la causa. La ropa que se incautó no es de nuestros defendidos y la funda de la pistola que se llevaron de la carnicería es del encargado de realizar las tareas de seguridad”, indicaron y ofrecieron varios testigos para que respaldar sus dichos.
El final
El fiscal Gallo pidió que se les dictara a ambos la prisión preventiva por 60 días. “Hay elementos para sospechar que pueden entorpecer el proceso. Las víctimas tienen miedo porque están recibiendo amenazas. Además, en el acta dieron un número de DNI que no era el verdadero y aquí dijeron que no los recordaban. Y el documento es un elemento primordial para identificar sus antecedentes y saber qué causas tienen abiertas”, dijo.
Los defensores rechazaron esos argumentos y se ofrecieron cubrir una caución real de $250.000 para que no quedaran tras las rejas. El juez Tomas aceptó el planteo en contra de los acusados, pero por 45 días. El fiscal tendrá ese tiempo para reunir más pruebas y definir la situación procesal de los acusados.
Indicios en su contra
- Las denuncias que realizaron las víctimas que los reconocieron como autores del hecho.
- Los antecedentes de violencia que denunció la dueña del taxi.
- Las prendas encontradas durante el secuestro.
- La moto que se habría utilizado en el ataque.
Las pruebas a favor
- El testimonio de Johana Salto que dirá que su novio “Isma” estuvo con ella el día del hecho.
- La defensa asegura que el testimonio de las víctimas es armado.
- Los representantes sostienen que Arturo Fernández no es el “Melón” que aparece mencionado en la causa.